Recogida de Firmas EN RESPUESTA AL ARTÍCULO DE "EL MUNDO": "MAMÁ O VACA"
Para: DIARIO "EL MUNDO"
Sr. Director de “El Mundo”,
En la mañana del domingo 17 de octubre, a través de una conocida red social de internet, encontré una alusión nada halagüeña, por cierto, a su periódico, concretamente a un artículo titulado “Mamá o Vaca” publicado en el Magazine del domingo. Por supuesto, antes de formarme una idea equivocada sobre el contenido del mencionado artículo, en base a comentarios ajenos, me apresuré a leerlo y formarme opinión propia. Tras una lectura exhaustiva no pude más que dirigirme a Vds. en mi calidad de madre-amamantadora y trabajadora, por cuanto no estoy de acuerdo con el contenido del artículo de referencia, es más, entiendo que puede llevar a otras mujeres, y/o futuras madres, a formarse una idea equivocada sobre la alimentación de sus hijos.
En primer término, he de manifestar que no creo que resulte abiertamente un ataque contra la lactancia materna (tal como se comenta en diversos foros de internet) sino más bien una falta absoluta de información acerca de la lactancia natural por parte de la Sra. Carmen Machado, que parece no haberse documentado lo suficiente antes de redactar sus líneas. En segundo término, y estoy totalmente de acuerdo con ello, ha de existir una absoluta libertad por parte de las madres a la hora de decidir si dar o no el pecho a sus hijos. Por lo que concierne a mi experiencia, decidí dar el pecho durante más de 6 meses (el mínimo recomendado por la OMS), teniendo conocimiento previo y asumiendo las eventuales consecuencias que ello pudiese suponer.
No obstante, en contraposición a lo manifestado por la Sra. Machado en su artículo, no creo que exista una presión ni social, ni laboral ni económica ni de otra índole para que la mujer amamante a sus hijos. Muy al contrario. Les hablo desde mi experiencia de madre de 32 años, abogada de profesión, y amamantadora, de momento hasta los 12 meses que tiene mi hijo pero que, tal como he decidido, se extenderá al menos hasta los 24 meses. Y desde esta experiencia les puedo decir que yo (y muchas otras madres que tengo alrededor) sí he recibido presión, por parte incluso de los profesionales de la salud, para que no amamantase a mi hijo tal como yo había decidido; es decir, cuando surgieron los primeros (y normales, en la mayoría de los casos) problemas con la lactancia, la mayoría de los pediatras consultados me recomendaron que me decantase por la lactancia mixta (materna y artificial), llegándome a decir incluso que “tu hijo se puede desnutrir” (les aseguro que cuando una madre primeriza escucha eso, se asusta de verdad). Por suerte soy muy tozuda, tengo un carácter bastante fuerte y ninguna recomendación pediátrica me hizo dar un paso atrás en mi decisión sobre lactancia materna exclusiva, ni me envió a la mixta que, en muchísimas ocasiones, acaba derivando en una lactancia artificial total. Mi argumento era “cómo es posible que mi hijo se pueda desnutrir si yo produzco leche suficiente, tendrá que haber otra solución al problema”...Finalmente un pediatra, el Dr. Joan Martí, me recomendó acudir a un grupo de lactancia: en 10 minutos las llevadoras (matronas) encargadas del grupo me solucionaron los problemas que había tenido y que, por cierto, fueron provocados por un mal asesoramiento en la clínica en la que di a luz. Pero además recibí, y recibo, presiones externas (afortunadamente no de mi familia, que apoya en todos sus términos mi decisión), de parte de gente, incluso desconocida, que se aventura a “aconsejarte” o a “dar su opinión”, sobre algo tan personal y libre como es dar el pecho a tu hijo: “ese niño ya es muy grande para tomar teta, ¿no?”; “¿¿¿¿todavía le sigues dando el pecho????”; “uy, uy, uy, se te va a “enmadrar” cosa mala!”; “mujer, teniendo biberones, ¿qué necesidad tienes de seguir dando el pecho? Con lo cansado y engorroso que es”.
En cualquier caso, retomando la línea de su artículo, considero que la escritora ha tomado una postura contraria a la lactancia natural desde un principio, comenzando con el relato de una madre que tuvo una experiencia nefasta con la lactancia. Evidentemente existen cientos, miles de experiencias (buenas, malas, terribles) con la lactancia, tantas como madres dan a luz cada día. No obstante, advierto en el testimonio elegido por la Sra. Machado para ilustrar su artículo, que la madre en cuestión ha recibido, no un mal, sino un horrible asesoramiento respecto a la lactancia, tanto más cuanto que empieza manifestando “Cada tres horas yo miraba el reloj y decía....”; parece que a esta pobre madre nadie le informó que el pecho NO FUNCIONA CADA TRES HORAS, SINO A DEMANDA (mi hijo, con 1 mes, mamaba cada 40 minutos); QUE ES FUNDAMENTAL LA POSTURA DEL BEBÉ a la hora de mamar, para evitar dolores, mastitis, grietas, etc; que existen GRUPOS DE APOYO A LA LACTANCIA que realmente pueden ayudar a la madre a conseguir lo que ella se ha propuesto (si es que se ha propuesto dar el pecho) y, además, apoyarla en la crianza de su hijo a otros niveles. Y que estos grupos no son en absoluto sectarios, sino que se decantan por asesorar a las madres en un modo natural de criar a los hijos, que, para aquellos desinformados y/o ignorantes, puede aparentar sectarismo.
Obviamente criar a un hijo no es sencillo, pero a mi entender existen muchas mujeres que realmente cuando están embarazadas o han dado a luz no saben a qué se enfrentan, al menos en lo que respecta a la alimentación natural de su hijo. Es cierto que, por mucha información que se maneje, la realidad va más allá de consejos o de libros sobre crianza, pero también lo es que cuando se tiene un bebé en los brazos, que depende de una para subsistir, y cuando se ha decidido dar el pecho, se ha de tener claro que, durante los primeros meses, mamá ha de estar volcada en el cuidado y crianza de su hijo; porque el pecho es muy cómodo, muy barato y muy sano, pero también implica un sacrificio para la mujer (sacrificio no necesariamente malo), puesto que no existe reemplazo para la “teta” (algunos niños aceptan la leche materna en biberón, previa extracción con “sacaleches”; muchos otros sólo aceptan “teta” - el mío, por ejemplo); “mami” ha de estar disponible (sobre todo los primeros meses) las 24 horas del día, en ocasiones sin poder dormir más de una hora seguida. A pesar de que ello pueda parecer una contrariedad, si una mujer que está a punto o acaba de dar a luz, que decide dar el pecho a su hijo, recibe un adecuado y exhaustivo asesoramiento (no intimidación, ni amenazas, como leí en este artículo), la lactancia natural nunca ha de ser un problema sino una satisfacción tanto para la madre como para el bebé.
Por otro lado, y en relación con ciertas posturas tildadas de “feministas” en el artículo, que aducen que la defensa de la lactancia natural es una suerte de conjura para sacar a las mujeres del mercado laboral, no puedo más que discrepar. El problema viene de otro lugar y es que en este país (y en muchos otros) el mercado laboral no respeta a las madres (y por consiguiente, tampoco la lactancia natural). Hablando claro, para la mayoría de las empresas una madre es un lastre, ¿por qué?: que si permiso de maternidad, que si horas de lactancia, que si jornada reducida, que si el niño está malito y no puede ir a trabajar...Desde el rasero de una empresa, esa mujer no produce lo suficiente. ¿Alguien se ha preguntado porque en España, donde no se fomenta, o muy poco, la conciliación entre vida familiar y laboral, cada año es menor la natalidad? ¿Alguien se ha cuestionado por qué en los países nórdicos, donde hay extensos permisos de maternidad, donde se fomenta ampliamente aquella conciliación, la natalidad crece cada año y las empresas no tienen mayores problemas en contratar a mujeres en idénticas condiciones que a los hombres? No creo que exista una conjura contra las mujeres lactantes sino una falta de respeto, de educación pro maternidad-natalidad y una visión equivocada de la maternidad desde la perspectiva del mercado laboral.
Finalmente, no puedo dejar de referirme al esquema contenido en este artículo, en el que se recogen los pros y contras de dar el pecho. Por favor, ruego que en adelante sus articulistas se informen adecuadamente sobre la materia que tratan, porque puede llevar a graves equívocos a las lectoras (en este caso):
1º.- “Puede acarrear problemas de salud para la madre, como pechos obstruidos, pezones agrietados, candidiasis e incluso mastitis. Aumenta el riesgo de depresión posparto debido a la falta de descanso de la madre”.
Los problemas de salud aludidos en primer término, excepto la candidiasis, no son más que la consecuencia de una mala postura del bebé al mamar. Algo tan sencillo como corregir la postura evita esos “problemas” y hay millones de libros acerca de lactancia que describen perfectamente cómo acomodar al bebé para darle el pecho; o, en otro caso, existen los grupos de apoyo a la lactancia antes aludidos, que ayudarán a la madre a salvar estas incomodidades.
En cuanto a la candidiasis, es frecuente que este hongo lo transmita el bebé a la madre, cuando el primero padece candidiasis bucal. Suele surgir en organismos con un sistema inmunitario debilitado, o, caso de los bebés, que todavía no lo tienen del todo desarrollado. Pero precisamente la lactancia materna es una fuente extraordinaria de defensas y ayuda a desarrollar el sistema inmunitario de los recién nacidos, por tanto, la candidiasis no es un obstáculo para continuar la lactancia, al revés, ha de continuarse con ella para reforzar el sistema inmune del bebé. Existen medicamentos que la madre podrá tomar para curarla y seguir con la alimentación natural que ha elegido.
Respecto a la depresión posparto, sinceramente no he tenido ninguna experiencia cercana que indique que la falta de descanso supone un aumento de riesgo de padecerla. Es más, en la siguiente página web de UNICEF, pueden encontrar la siguiente referencia a la lactancia materna y depresión posparto: “La lactancia involucra al binomio Madre-Hijo. En este módulo encontrará los temas relacionados con la madre, su fertilidad en el periodo postparto y su salud, incluida la depresión postparto. La depresión postparto es una condición de riesgo vital para la madre y el niño, por lo que debe ser atendida por un médico que pueda hacer un buen seguimiento a la madre. Puede ser tratada con psicoterapia o medicamentos. Existen medicamentos compatibles con la lactancia. El suspender la lactancia suele agravar la depresión e interferir aún más en la relación madre hijo.” (http://www.unicef.cl/lactancia/mod04/index.html).
2º.- “La madre lactante debe ingerir 500 calorías extras al día, ya que la producción de leche implica mayor esfuerzo metabólico. La mujer debe ocuparse de llevar una dieta muy completa, equilibrada y rica en vitaminas y ácido fólico”.
Hasta este momento desconocía que seguir una dieta equilibrada fuese una contrariedad (siendo madre lactante o no), tanto más cuanto que vivimos en la era de la lucha contra la obesidad. En cualquier caso, una dieta completa, equilibrada y rica en vitaminas y ácido fólico no es más que la dieta mediterránea, que, por salud, todos deberíamos seguir a cualquier edad. Por tanto, no intentemos hacer creer que la lactancia natural exige un sobreesfuerzo alimentario imposible de seguir, porque no es cierto.
3º.- “Se debe vigilar la ingestión de cualquier tipo de medicamentos, ya que los componentes de algunos fármacos pasan al niño a través de la leche”.
Es cierto que hay que tener en cuenta que se está dando el pecho a la hora de tomar cualquier medicamento; pero asegurarse de si un medicamento puede resultar o no perjudicial para lactancia es tan sencillo como escribir en un buscador de internet “e-lactancia.org”. En esta página, del Hospital de Denia, aparecen diversos listados relativos a la compatibilidad de la lactancia con la ingesta de medicamentos. La mayoría de los que tomamos con cierta normalidad: ibuprofenos, paracetamoles, ciertos antibióticos (por ejemplo, para tratar una mastitis), etc, son perfectamente compatibles.
4º.- “A las mujeres con trastornos como hipotiroidismo, enfermedades de los pechos, pezón plano o ausencia de leche les resultará muy complicado amamantar a sus hijos”.
Como bien dice este apartado, existen trastornos y enfermedades que impiden a la mujer dar el pecho. Pero entre ellos no se incluye el pezón plano y el motivo es que, cuando el bebé mama no agarra el pezón sino la parte de la areola que lo rodea, por lo que tampoco supone un problema a la hora de lactar. Si surgiesen dificultades, insisto, existen estupendos profesionales en los grupos de apoyo a la lactancia que pueden ayudar a la madre a salvarlas.
5º.- “Puede ser muy difícil de compaginar con la vida laboral. La leche puede extraerse y congelarse, pero es un procedimiento engorroso y hace que el niño se acostumbre al biberón y pueda rechazar el pecho”.
Realmente es difícil de compaginar la lactancia con la vida laboral, pero el problema no está en la lactancia sino en el mercado laboral, que, como dije antes, no respeta a las madres lactantes. ¿Que extraerse y congelar la leche es un procedimiento engorroso?, pues sí, no lo vamos a negar; pero si se empieza con ello dos meses antes de reincorporarse al trabajo, se habrá conseguido un buen “banco de leche” cuando llegue el momento de necesitarlo.
Y que el bebé se acostumbra al biberón y puede rechazar el pecho...por favor, un poco más de información: primero, lo que sucede normalmente es que cuando llega el momento de dar el biberón a un niño que solo ha tomado pecho, el bebé lo rechaza o cuesta muchísimo que lo agarre, existiendo, en tal caso otros sistemas para darle la leche (jeringuilla, cucharilla, vaso). Pero además, en España existe un permiso de maternidad de 4 meses, más la posible acumulación de las horas de lactancia, por tanto, cuando una madre retoma su trabajo su hijo tendrá unos 5 meses; la lactancia se asienta a los dos meses de vida del bebé, es decir, a partir de este período existe una menor probabilidad de que el bebé rechace el pecho después de probar un biberón o chupete. Así, un buen asesor/a de lactancia siempre dirá a una madre que durante los dos primeros meses trate de no darle biberón o chupete para que no surjan eventuales complicaciones a la hora de agarrar el pecho.
6º.- “Deja únicamente en manos de la mujer la responsabilidad de la crianza. Si la mujer se queda en casa, el alejamiento del mundo laboral puede traerle dificultades al reincorporarse o para ser promocionada”.
De nuevo, desconocía hasta este momento que la crianza de un hijo se basase únicamente en alimentarlo, que es en lo único en que el padre no participaría durante unos cuantos meses (a partir de los seis meses comienza a introducirse la alimentación complementaria, por lo que el padre podrá darle unas papillas estupendas a su bebé).
Que la mujer se quede en casa y que ello pueda traerle dificultades para reincorporarse al trabajo o ser promocionada, no creo que sea tanto un problema de la mujer en sí misma como, de nuevo, del mercado laboral. En mi experiencia, de madre, amamantadora y autónoma, la reincorporación al trabajo no fue en absoluto traumática, a pensar de que a los 3 meses de nacer mi hijo me vi obligada a acudir en más de una ocasión a solventar asuntos urgentes (o no tan urgentes) a los Juzgados, Policía, o al propio despacho (siendo autónomo ni siquiera se puede respetar el permiso de maternidad). Y sí, daba el pecho, y sí, a demanda, y sí, sigo dando el pecho y mi hijo tiene 12 meses, y sí, seguiré dándoselo hasta que tenga 24 meses; para ello, es cierto, fue fundamental el apoyo de mi pareja y de las personas de mi círculo más cercano, que nunca pusieron en duda mi capacidad para compaginar mi trabajo con la lactancia, ni me intentaron convencer de que dejase de hacer lo segundo a favor de lo primero.
En definitiva, ser madre es una experiencia maravillosa, tan especial y tan fuerte que, de asumir la maternidad con la responsabilidad que ello realmente requiere, supone replantearse toda la vida, alterar el orden de prioridades, y, sobre todo, esforzarse muchísimo en la crianza de los hijos (incluido dar el pecho, si se elige así) porque tú tendrás un hijo, o dos o tres, pero tus hijos tienen UNA MADRE.