Recogida de Firmas solicitamos que la empresa FCC despida al veterinario JOSÉ SÁNCHEZ GODOY por haber eutanasiado a Kabuk de manera ilegal a los dos días de haber llegado a la perrera.
Para: www.protectoraabydajaen.org
Kabuk era un perro más. Uno de tantos que fue abandonado en la perrera de Jaén. Hablo en pasado porque Kabuk ya no existe. Su vida ha sido destruida a manos de un veterinario que lo ha eutanasiado para encubrir un acto ilegal que él mismo cometió.
Kabuk llegó hace dos días a la perrera de Jaén. En esos dos días, Abyda se movilizó hasta lograr encontrarle una familia fuera de España. Su familia ya lo quería y lo esperaba llena de ilusión para darle el cariño que este pobre perrito nunca conoció en sus cortos 6 meses de vida. Pero desgraciadamente, Kabuk no pudo llegar a conocer jamás a las personas que querían darle un buen hogar lleno de cariño. Kabuk ha sido asesinado. Él estaba sano y no lo mató ningún perro, sino un hombre... Curiosamente, lo mató una persona que, supuestamente, estudió para salvar vidas y ha acabado dedicándose a quitarlas. Este hombre, es un hombre sin escrúpulos y, evidentemente, sin corazón. Según la legislación española, los veterinarios que pongan un chip a un perro o gato, están obligados a registrar los datos del dueño en la base de datos de animales de compañía. Si no lo hacen, incurren en un acto ilegal y por tanto denunciable. Sin embargo, esto fue lo que esta persona hizo. Puso un chip a un perro, pero no lo registró en la base de datos. Por cuestiones de la vida, este perro acabó en la perrera de Jaén. La organización Abyda pudo comprobar que los datos de este chip estaban sin grabar. Y hace unos días, este hombre entró en la perrera, mintiendo, diciendo que quería recuperar a su perro. Kabuk confió en él, porque este perro era un corazón con cuatro patas. Era un pobre cachorrito de 6 meses que aún no conocía los límites de la maldad humana. Y ayer, este pobre inocente, fue eutanasiado por un veterinario que sólo pretendía ocultar aquello por lo que podía ser denunciado. Está claro que para esta persona su reputación como veterinario era más importante que la vida de Kabuk. Por eso yo quiero denunciar desde aquí este hecho, para que nunca más vuelva a suceder.
La familia de Kabuk no puede creer que en España se arranquen vidas tan impunemente. Y nosotros no sabemos cómo explicar que en nuestro país ni siquiera los veterinarios valoran la vida de los animales.