Por un Madrid abierto al mundo
Para: Ayuntamiento de Madrid
Llegamos hasta aquí después de un tiempo en el que quisieron hacernos creer que para salir de la crisis había que ser más egoístas, que había que pedir un sacrificio a quienes más apoyo podían necesitar, que había que prescindir de la solidaridad con los pueblos y las personas más vulnerables de aquí y de allí. Ahora la pobreza se instalaba en nuestros barrios, y “los pobres del mundo” quedaban demasiado lejos. También, que teníamos que entender que la solidaridad es para tiempos de bonanza, para cuando sobran los recursos y el tiempo. Y entonces, con múltiples frentes abiertos, no pudimos ni supimos defender las políticas de cooperación. Pero esta crisis también nos ha brindado una oportunidad a las organizaciones de la sociedad civil y de cooperación para pararnos a pensar sobre qué estábamos haciendo y cómo, para sacar aprendizajes y para replantearnos nuestra razón de ser y objetivos, para volver a poner en el centro los valores de la participación, la movilización y la aspiración de justicia globales.
Mientras tanto se acabó el plazo para los llamados Objetivos del Milenio y nadie puede estar satisfecho o satisfecha con su cumplimiento. Aún mil millones de personas no tienen acceso a la alimentación y 1 de cada 5 personas en el mundo sobreviven en condiciones de la más absoluta de las miserias. La mitad de la población mundial sólo conoce el trabajo informal y los derechos laborales en todo el mundo están cada día más amenazados. Las mujeres sufren las peores consecuencias de la pobreza porque las lógicas patriarcales se extienden por lo cultural, lo político y lo económico. Nunca antes en la historia de la Humanidad la desigualdad creció tanto como en estos últimos decenios. El ecosistema natural se encuentra bajo una seria amenaza debido al sistema económico, de producción y consumo capitalista que amenaza con cambiar las dinámicas naturales que explican la existencia de la especie humana. El éxodo de personas por causas económicas, ambientales, sociales y políticas no son relatos puntuales o excepcionales. Sólo en lo que va de año, se calcula que 2.500 personas han muerto ahogadas en el Mediterráneo intentando llegar a Europa.
Algunos de estos desafíos están recogidos en la nueva Agenda Post2015, que esta vez no deberá ser sólo una agenda para los países empobrecidos sino una agenda Universal que afectará a todos los Estados. Debemos superar de una vez por todas la lógica Norte-Sur porque los problemas de la exclusión, la explotación y la inequidad son comunes y responden a causas interdependientes y transnacionales, aunque se manifiesten de distintas maneras en cada sitio. Por eso las organizaciones y los movimientos sociales necesitamos más que nunca una nueva política de cooperación y solidaridad, que debe estar respaldada por una ciudadanía consciente de que las realidades locales, de nuestros barrios y nuestra ciudad, no son completas si no tienen una mirada abierta al mundo. Por eso necesitamos construir políticas coherentes e integrales, que incorporen y contribuyan a la justicia, a la equidad, a la sostenibilidad ambiental y a la defensa de los Derechos Humanos para todos y para todas, en todo el mundo, sin excepciones. Unas políticas que pongan en el centro el cuidado de la Vida, con mayúsculas.
Por todo eso, este es el momento de apostar fuerte, como hacemos con este manifiesto, y empezar a construir una Política de Solidaridad y Justicia Global para la ciudad de Madrid que incorpore, corrija, amplíe y mejore lo que antes conocíamos como política de cooperación y que esté a la altura de los desafíos globales a los que nos enfrentamos. Creemos que la nueva Política de Solidaridad y Justicia Global debe desarrollarse e impregnar el conjunto de políticas municipales en un marco de coherencia de políticas bajo los siguientes principios:
Los principios de Solidaridad, Equidad y Justicia, teniendo como eje vertebrador la lucha contra las desigualdades, tanto de renta y oportunidades, como las desigualdades entre colectivos y muy especialmente las basadas en el género. La lucha contra la dominación patriarcal que explica discriminaciones y violencias contra las mujeres debe constituir una prioridad en sí misma y ser al mismo tiempo transversal en todas las políticas, programas y planes que se pongan en marcha por el ayuntamiento.
El Principio universal de Humanidad, puesto que los DDHH no constituyen sólo una aspiración retórica sino una guía efectiva para el diseño, la ejecución y la valoración de las políticas públicas municipales.
El Principio de sostenibilidad de la Vida y por tanto del planeta, en una interdependencia que no sólo incumbe al área de gobierno de medio ambiente, sino que impregna cualquier actividad de la gestión política, de la misma forma que la materialidad del bienestar de la ciudadanía está irremediablemente arraigada en el entorno natural. Nos debemos una ciudad global impulsora de transiciones a nuevos modelos de organización económica y social, a nuevos modelos de desarrollo y convivencia, con una mirada de largo plazo.
El Principio democrático y de participación ciudadana, no sólo como una gestión al servicio de la ciudadanía, sino como cauce de expresión de los valores y demandas que articulan las aspiraciones de la sociedad, de las personas que la conforman.
Somos conscientes del desafío al que nos enfrentamos, de la responsabilidad que tenemos y de la complejidad de las problemáticas sobre las que queremos incidir pero también estamos firmemente convencidas y comprometidas con la justicia y la solidaridad. Por todo ello, apostamos por contribuir, desde una perspectiva de ciudadanía del mundo, a que la ciudad de Madrid se convierta en la ciudad del abrazo universal.